La música en el desarrollo

Hoy en día nos podemos encontrar con gran cantidad de estudios en los que se intenta probar las numerosas influencias que ejerce la música en las personas. Pero me gustaría centrarme esta vez en la “etapa infantil”, pues actualmente la música en el desarrollo infantil es de gran relevancia y se introduce en la educación preescolar por los beneficios que aporta a  los niños/as.

Los niños/as están en contacto con la música mucho antes de nacer, todo gracias a que el oído es el primer órgano sensorial que se desarrolla dentro del útero, pudiendo discriminar sonidos tanto provenientes de la madre (latido cardíaco, relajación,…), como sonidos exteriores (ruidos, música…), y creando un mundo sonoro. A través de los sentidos y las sensaciones es como el niño/a comienza a interactuar y a desarrollar su pensamiento, y a través de la música el niño/a comienza a descubrir y aprender.

La música es emoción y las emociones son los pilares básicos sobre los que forjamos nuestra personalidad. Tanto las emociones como la música están ubicadas en el cortex-prefrontal, por lo que la música puede provocar todo tipo de sentimientos / estados emocionales. Por lo tanto, la música les ayuda a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales mientras se divierten.

Son muchos los beneficios que se pueden obtener de escuchar música, pero ¿cómo influye realmente la música en el desarrollo infantil?

  1. Fomenta la creatividad y estimula la imaginación infantil. El reconocimiento de patrones rítmicos en una melodía actúa sobre la región creativa y la región motivadora del cerebro, haciendo que se desarrolle el mundo interior del niño/a y dándole rienda suelta a su imaginación, al vivir experiencias y emociones se enriquecen su mente y los dota de la capacidad para realizar cualquier otra actividad artística..
  2. Potencia la capacidad de memoria, de atención y de concentración de los niños/as. Escuchar música les hace que centren su atención en los diferentes sonidos, tonos, melodías o letras de las canciones, potenciando su concentración. Los niños/as aprenden a recordar y reproducir lo escuchado potenciando su memoria mientras se divierten cantando.
  3. Desarrolla la psicomotricidad y estimula la expresión corporal. Con la música el niño/a desarrolla y descubre sus posibilidades de movimiento y las posibilidades sonoras de su propio cuerpo, tomando de manera progresiva, conciencia de su esquema corporal y le ayuda a forjarse una imagen más ajustada de sí mismo. Al bailar siguen el ritmo encontrando una nueva forma de expresarse a través de su cuerpo. La combinación de la música con el baile estimula los sentidos, el equilibrio, el desarrollo muscular, mejorar su coordinación, facilitan el sueño y reduce el estrés. Al adaptar su movimiento corporal a los ritmos de diferentes melodías, se contribuye al control rítmico de su cuerpo.

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